IEPS a bebidas azucaradas y videojuegos: ¿Salud pública o estrategia de recaudación?

INFLUENCER GTO. El Paquete Económico 2026 propuesto por el gobierno federal ha puesto sobre la mesa un tema candente: un incremento sin precedentes al Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) en productos de alto consumo como bebidas azucaradas, edulcorantes, cigarros y, ahora también, videojuegos violentos.
La narrativa oficial lo presenta como un instrumento de salud pública, diseñado para reducir obesidad, diabetes y adicciones. Sin embargo, tanto la experiencia mexicana como casos internacionales invitan a preguntarse si el objetivo principal no será, en realidad, fortalecer la recaudación fiscal.
¿En qué consiste el nuevo IEPS 2026?
De aprobarse en el Congreso, las nuevas cuotas quedarían de la siguiente forma:
- Cigarros: el impuesto subiría de 0.64 centavos de peso a 1.15 pesos por pieza. Además, cualquier producto con más de 0.8 mg de nicotina será considerado cigarro para efectos fiscales.
- Refrescos: el gravamen pasaría de 1.64 a 3.08 pesos por litro, incluso en presentaciones con edulcorantes no calóricos.
- Edulcorantes añadidos: también entrarían en el esquema impositivo.
- Videojuegos violentos: se propone un incremento de 8% tanto en títulos físicos como digitales, bajo el argumento de combatir la violencia y proteger a menores.
Se trata de un aumento que impactará directamente en productos de consumo masivo, desde el refresco en la tiendita hasta las descargas de entretenimiento digital.
“Impuestos saludables”: ¿funcionan en la práctica?
El discurso oficial sostiene que estos llamados “impuestos saludables” buscan desalentar el consumo de productos nocivos para la salud. Sin embargo, la evidencia disponible es ambivalente:
- En México, el aumento al IEPS sobre tabaco a partir de 2009 apenas redujo en 0.6 puntos porcentuales la proporción de fumadores. En términos absolutos, el número pasó de 18 millones a 19.8 millones entre 2009 y 2023, según la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco.
- En Dinamarca, un impuesto a las grasas fue derogado tras solo un año porque generó más compras transfronterizas que beneficios en salud.
- En Reino Unido, la “Sugar Tax” logró que muchas empresas reformularan sus bebidas para reducir azúcar, pero su impacto en la obesidad infantil sigue siendo motivo de debate académico.
Estos ejemplos muestran que, por sí solos, los impuestos no bastan para modificar conductas profundamente arraigadas en la dieta o el consumo de ocio. Sin políticas complementarias –como educación alimentaria, acceso a productos saludables o programas deportivos–, su alcance es limitado.
Impacto en los hogares: ¿más caro vivir sano?
El incremento al IEPS tendría efectos inmediatos en el bolsillo de los consumidores, especialmente en hogares de menores ingresos. En muchas comunidades, las bebidas azucaradas son más baratas y accesibles que opciones saludables como agua purificada, frutas frescas o jugos naturales.
Hacer más caro un refresco no garantiza que las familias opten por alternativas nutritivas, que a menudo son más costosas o difíciles de conseguir en mercados locales.
En el caso de los videojuegos, la medida podría encarecer uno de los pocos espacios de entretenimiento para jóvenes, sin que quede claro si ello reducirá la violencia. Diversos estudios han cuestionado la relación directa entre videojuegos violentos y conductas agresivas en la vida real.
Empleo e industria: un riesgo latente
La industria de bebidas, edulcorantes y entretenimiento digital genera miles de empleos directos e indirectos en México. Desde las plantas embotelladoras hasta los desarrolladores de software, estos sectores forman parte de cadenas productivas que aportan al PIB y atraen inversión extranjera.
Una caída en el consumo podría traducirse en despidos, reducción de salarios y menor inversión en sectores clave para la economía nacional. Esto también afectaría a proveedores locales, transportistas y comercios minoristas que dependen del volumen de ventas de estos productos.

La gran incógnita: ¿a dónde va el dinero del IEPS?
Uno de los principales cuestionamientos ciudadanos es el destino de la recaudación. El gobierno ha prometido que los ingresos adicionales se canalizarán al sistema de salud para fortalecer hospitales, medicamentos y atención médica.
Sin embargo, la experiencia reciente genera dudas. Entre 2020 y 2024, el 67.2% de los recursos del Fonsabi fue reintegrado a la Tesorería en lugar de destinarse a servicios médicos, de acuerdo con la Auditoría Superior de la Federación.
En paralelo, el gasto público federal alcanzó un máximo histórico de 930 mil millones de pesos, mientras que el gasto per cápita en salud para personas sin seguridad social cayó 8% respecto a 2018. Estos datos alimentan el escepticismo sobre si los “impuestos saludables” realmente se transforman en beneficios tangibles para la población.
Videojuegos violentos y plataformas digitales: un nuevo frente fiscal
El IEPS no solo se limita a productos físicos. La iniciativa también contempla un impuesto a videojuegos violentos y nuevas medidas de fiscalización para plataformas digitales, marketplaces y fintech.
Especialistas advierten que esto podría:
- Encarecer el entretenimiento digital, afectando a consumidores y desarrolladores.
- Frenar la innovación tecnológica en un sector que ha crecido a doble dígito en los últimos años.
- Generar incertidumbre regulatoria que desincentive inversiones extranjeras.
Se trata de un frente fiscal novedoso que pone a México en la mira de analistas internacionales sobre la tributación del mundo digital.
Salud pública vs. recaudación: el verdadero debate
En teoría, los impuestos correctivos buscan modificar conductas y mejorar la salud pública. En la práctica, la evidencia muestra que sus resultados son limitados si no van acompañados de estrategias integrales.
Expertos coinciden en que para que estos impuestos cumplan su objetivo original es necesario:
- Reinvertir los ingresos en programas de salud pública y educación alimentaria.
- Mejorar el acceso a opciones saludables en comunidades marginadas.
- Transparentar el uso de los recursos para recuperar la confianza ciudadana.
Sin estos pasos, el IEPS corre el riesgo de percibirse más como una estrategia recaudatoria que como una política de salud.
Conclusión: un impuesto que plantea más preguntas que respuestas
El incremento al IEPS en bebidas azucaradas, edulcorantes, cigarros y videojuegos violentos es una de las propuestas fiscales más relevantes del Paquete Económico 2026.
Aunque el gobierno lo defiende como una medida para proteger la salud, la experiencia histórica y la falta de claridad en el destino de los recursos plantean dudas legítimas sobre su verdadero fin.
La gran incógnita es si esta vez los recursos recaudados se traducirán en hospitales, medicamentos y atención médica, o si terminarán reforzando la recaudación con efectos sociales y económicos inciertos.
En un país con altos índices de obesidad, diabetes y desigualdad, las políticas públicas requieren algo más que impuestos para ser efectivas: necesitan transparencia, inversión y alternativas reales para la población. Solo así el IEPS podrá cumplir su promesa de ser un impuesto para la salud y no solo para las arcas del Estado.