Los panes de muerto más elegantes de México -

INFLUENCER / En la capital tapatía, la tradición del pan de muerto se viste de elegancia y arte gracias a Bruna y Octo, dos de los restaurantes más reconocidos del país que, bajo la dirección del chef Óscar Garza y la creatividad repostera de Blanca Arellano, presentan sus interpretaciones más sofisticadas de este ícono gastronómico mexicano.

En ambos espacios, donde la gastronomía convive con el arte y el diseño, se encuentra Galería Adentro, la galería de arte más grande del occidente de México, lo que convierte cada visita en una experiencia sensorial completa: un diálogo entre el sabor, la estética y la memoria.

Bruna: tradición, dualidad y elegancia

En Bruna, el pan de muerto se mimetiza con la estética monocromática del lugar. Su versión combina blanco y negro, equilibrio perfecto entre lo clásico y lo contemporáneo.

El pan está relleno de crema pastelera con rosita de cacao y cubierto por mitades iguales de azúcar de ceniza de pelo de elote y pinole blanco, evocando los colores, texturas y aromas del campo mexicano.

Para completar la experiencia, se acompaña con un atole de churros, creando una mezcla de dulzura, sofisticación y nostalgia que celebra la vida y el maíz, base de la cocina mexicana.

Octo: arte culinario y arquitectura con alma

En Octo, el pan de muerto se transforma en una auténtica obra de arte gastronómica, digna del espacio que fue galardonado con el Prix de Versailles 2022, reconocimiento de la UNESCO a su impresionante arquitectura compuesta por 250,000 ladrillos hexagonales.

Su pan está relleno de crema pastelera de nuez con cajeta, cubierto con una delicada capa de azúcar de rosas, y acompañado de un atole de hierbaluisa y poleo, que aporta notas frescas, herbales y profundamente aromáticas.

Cada bocado equilibra la dulzura artesanal con la frescura botánica, convirtiéndose en una experiencia poética que conecta con la esencia del Día de Muertos: recordar con amor, celebrar con sabor.

Arte, tradición y sabor en la Perla Tapatía

Ambas creaciones reflejan el espíritu de sus espacios: arte, técnica y sentimiento.
Entre esculturas, murales y una atmósfera contemporánea, los panes de muerto de Bruna y Octo consolidan a Guadalajara como una de las capitales gastronómicas más creativas de México.

Más que una delicia, estas piezas son una invitación a celebrar la vida a través de los sentidos: mirar, oler y saborear la belleza de una tradición reinventada con elegancia. (Con información www.Gentleman.com.mx).

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