Mujeres que no marchan, pero siguen luchando
Mujeres que no marchan, pero siguen luchando
El 8M es sinónimo de calles llenas, pancartas alzadas y voces que exigen justicia. Pero hay una lucha que no siempre se ve. Existen mujeres que no marchan, pero también luchan desde otros frentes. Sus batallas diarias son igual de valiosas y necesarias.
Activismo sin marcha: otra forma de resistencia
No todas pueden tomarse el día para salir a marchar. Algunas trabajan jornadas dobles, otras cuidan de su familia y muchas enfrentan barreras económicas o de movilidad. Sin embargo, su activismo no desaparece, simplemente se manifiesta de formas distintas.
Las mujeres que no marchan también construyen cambios. Lo hacen cuando exigen mejores condiciones laborales, cuando educan a sus hijas en el feminismo o cuando se apoyan entre ellas en espacios donde antes eran silenciadas. Su lucha es constante y, aunque no se vea en las calles, está presente en cada decisión que toman.
Barreras invisibles que frenan la marcha
Hay razones poderosas por las que algunas mujeres no pueden unirse a la movilización del 8M. La falta de tiempo es una de ellas. El trabajo y las responsabilidades domésticas no les permiten detenerse ni por un día. Además, el costo del transporte y la falta de seguridad en las calles también son factores que las limitan.
Las mujeres con discapacidad enfrentan aún más barreras. Muchas ciudades no cuentan con accesibilidad adecuada, lo que hace que participar en una marcha sea casi imposible para ellas. La lucha feminista debe reconocer estas realidades y ampliar su voz para incluir a quienes no pueden estar físicamente presentes.
La lucha en el día a día
Las mujeres que no marchan encuentran otras maneras de hacer activismo. Algunas promueven el feminismo en sus espacios de trabajo, otras lo hacen en redes sociales y muchas en sus propios hogares. El cambio no solo ocurre en las calles, sino en cada conversación, en cada decisión y en cada acto de resistencia cotidiana.
Nombrarlas también es lucha
El 8M no es solo de quienes marchan. También es de aquellas que, sin estar en la protesta, siguen enfrentando el machismo y la desigualdad. Es momento de reconocerlas y entender que la lucha feminista no tiene una sola forma de expresarse.