LA 4TA TRANSFORMACIÓN DEL PRI?

0
Andres Peña

El artículo 19

¿En verdad las pasadas elecciones fue el fin del Partido Revolucionario Institucional? ¿Dónde quedó aquella poderosa maquinaria priista?


Si bien hemos conocido la evolución del PRI, desde 1928, como el Partido Nacional Revolucionario, luego en 1938 como el Partido de la Revolución Mexicana, y en 1946 llegó la institucionalidad para el partido; Partido Revolucionario Institucional. Pero ¿será que en 2014 fue su 4ta transformación, conocido como el Movimiento Regeneración Nacional (MORENA)?


¿Qué le pasó a la poderosísima maquinaria priista el pasado 2018? ¿Realmente fue el hartazgo de la gente, o se dejaron ganar?


La elite gobernante mexicana es tan pequeña que parece una sólida monarquía sexenal, omnipresente y eterna. La influencia de los herederos de un puñado de familias “aristocráticas” permea en forma sistemática todos los grupos y todas las capas. Sería imposible recorrer oficinas y pasillos de Palacio Nacional sin encontrar apellidos que, desde hace décadas, mantienen intactas las viejas redes del poder familiar.

La Presidencia de la República representa, en sí misma, una radiografía de la partidocracia bien arraigada o una histórica e intrincada red de amistades, el Presidente López Obrador no puede ocultar las sombras del pasado, y parece oportuno recordar la infinidad de priistas que hoy están a su lado, de otra manera no se puede explicar la presencia de personajes como Porfirio Muñoz Ledo o Manuel Bartlett Díaz.


En el proceso de acumulación de poder e integración al sistema, sus clanes, liderazgos y elites, han encontrado acomodo natural en el gobierno, en sus tres niveles, empresas descentralizadas, la Cámara de Diputados – locales y federal -, el Senado y sindicatos desfilan por estos organismos lazos sanguíneos y apellidos hermanados que se ubican en los principales cargos. Están en todos lados. Por eso, algunos también han resentido el rigor de los efectos adversos, sea por el encarcelamiento de sus protectores o la debacle del partido que los encumbro.


Al igual que el regreso de la lideresa magisterial Elba Esther Gordillo Morales, que beneficia de forma directa a sus nietos, a sus hijas, a su yernos y a sus protegidos.


Una elite que cree, con fe ciega, en el derecho de la sangre – seductora tanto para el conservadurismo de la derecha como para la izquierda demagógica que permite el perpetuo ejercicio de la impunidad.
El priismo nunca se fue, sigue tan presente como cuando Peña Nieto estaba en el poder.

About Author

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *